jueves, 9 de agosto de 2007

EL AMOR Y EL EGO

Aquí vemos una diferencia sustancial entre el Amor y el ego. El ego piensa que para que uno gane, otro tiene que perder, y que cuanto más arrebate a los demás tanto más posee él. Piensa que el dar lo empobrece y limita su libertad, pues ésta está muy relacionada con el poseer. Por esto el ego se resiste a dar.

En cambio, el Amor se fortalece dando, cuanto más da tanto más tiene para dar y más se enriquece. La generosidad es vital para el Amor, y ser generoso es no desposeer al otro de lo que es suyo.

El Amor reconoce que el otro es santo, es inocente y al otorgarle este reconocimiento, le restituye lo que el ego le había arrebatado. Y al restituir la justicia, el Amor se engrandece y se expande. El Amor ve Grandeza e Inocencia donde el ego pequeñez y pecado. El Amor se reconoce a sí mismo en todas partes y el ego también.

Da gracias a Dios por haberte dotado de un salvador en cada vida y por no dejarte solo ante las llamas del infierno que has ideado. Ahora te es fácil amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo igual que a ti mismo, porque, ¿qué diferencia hay entre tu prójimo y tú? ¿O qué tenéis vosotros menos que vuestro Padre, si os lo dio todo? ¿Querrías apropiarte para ti solo lo que vuestro Creador os dio para todos? Él siempre se da por entero, por eso sigue conservándolo todo.

Tú también debes darte por entero para serlo todo también. A eso se refería Jesús, el Maestro de Galilea, cuando les exhortaba a sus discípulos a darlo todo a los pobres y seguir su ejemplo. Naturalmente Jesucristo no se refería a los bienes materiales que sus seguidores pudieran poseer.

Los pobres eran todos aquellos que andaban confundidos y ciegos. Estos debían ser objeto de la generosidad a la que apelaba Jesús. Estos eran merecedores de ser reconocidos por parte de los que podían ver. Pues, ¿qué más pobreza podía caber en ellos que no saber reconocerse a sí mismos? ¿Y qué mayor donativo podían recibir que la curación?

El padre no creó una mente dividida ni tampoco las obras de ésta, y ni aquellas ni ésta podrían vivir si tuvieran conocimiento de Él. Cuando hiciste que lo que no es verdad fuese visible, la Verdad se volvió invisible para ti. No obstante, no puede ser invisible, pues el Espíritu Santo la ve con perfecta claridad.

El recuerdo de Dios sólo puede alborear en una mente que haya elegido recordar y que haya renunciado al demente deseo de querer controlar la realidad. Tú, que ni siquiera puedes controlarte a ti mismo, no puedes aspirar a controlar el universo. Contempla más bien lo que has hecho de él y alégrate de que sea un mal sueño.

Fuiste redimido en el mismo instante en que pensaste que habías abandonado a tu Padre. Nada de lo que has forjado ha existido jamás, y es invisible porque el Espíritu Santo no lo ve.

Has hecho invisible la única Verdad que el mundo encierra. Cristo es invisible a causa de lo que has querido que sea visible para ti. Contemplaste lo que no era real y hallaste desesperación. Pero, ¿qué otra cosa podrías haber encontrado al ir en pos de lo irreal? Tú que compartes el Ser de Dios con Él, nunca podrás hallar la felicidad sin Él.

No hay comentarios: